El oro laminado es una de las mejores opciones
por su precio y durabilidad. Las piezas están elaboradas con un centro metálico
–generalmente de latón, cobre o estaño- que son recubiertas por pequeñas
laminillas milimétricas de oro.
Estas laminillas delgadas que pueden ir desde 10,
14, 18 o hasta 24 quilates de oro, se unen
con calor para formar una pieza sólida, con alta durabilidad y un costo muy por
debajo de las piezas hechas de oro puro.
Esta técnica ha retomado fuerza en el mercado
y en el gusto de la gente, que busca accesorios y joyas finas y duraderas sin
tener que desembolsar grandes cantidades de dinero.
Sin embrago, se tiene documentado que la
fabricación de pequeñas laminillas de oro era utilizada por los egipcios para
recubrir sus joyas y ornamentos. Después pasó a la antigua Grecia como una
opción de joyería accesible para todos sus ciudadanos y tuvo presencia en el
imperio romano, aunque sin tanto auge como en las culturas anteriores.
En la época moderna, fue a principios del Siglo
XX que en el Reino Unido con el rey Eduardo VII y su tendencia hacia la
renovación del ámbito cultural y artístico de su reino, cuando el oro laminado
se convirtió en uno de los materiales más usados por los joyeros de la época,
que marcaron una tendencia en la fabricación de joyas que influenció a gran
parte de Europa.
Actualmente, los productos elaborados con oro
laminado son una gran opción y con los cuidados necesarios, son piezas que pueden
durar varios años con una vida garantizada sin que se descoloren, pierdan
brillo o se rompa la superficie de las laminillas.